
Las ponencias que ocupan este ciclo exploran el vínculo de la creatividad con las distintas ramas del conocimiento esotérico y místico en Oriente y Occidente, entre ellas la teosofía y la filosofía oriental.
La teosofía decimonónica abre las puertas a una corriente oculta de pensamiento que influyó sobre muchos creadores y creadoras del siglo XIX hasta la actualidad; a menudo transmitiéndoles conceptos que les permitieron crear una obra llena de originalidad.
Tanto la pintura como la fotografía se hicieron eco de estas propuestas, como ejemplo de ello, la abstracción y la fotografía espiritista.
Sala polivalente
Del 4 de mayo al 15 de junio 2023
Entrada gratuita mediante inscripción previa hasta completar aforo
Plazas limitadas
Las inscripciones para cada sesión se abren la semana anterior
Las plazas se asignan por orden de solicitud y según disponibilidad
Próxima conferencia:
- 15 de junio, 19:00
Helena Blavatsky y sus secretos
Jesús Callejo, investigador y escritor
Cómo nació la teosofía, quiénes fueron sus miembros, sus objetivos, sus principios fundamentales y sus símbolos. Quiénes eran los superiores desconocidos o cuáles fueron las consecuencias de la teosofía en el arte y la literatura. Callejo analizará el contenido de las dos principales obras de Blavatsky: Isis sin velo y La doctrina secreta, así como su repercusión en España e Hispanoamérica.
Inscripciones a partir del 6 de junio.
Trascendencia y espiritualidad en el arte
El misticismo y el ocultismo se desarrollan a finales del siglo diecinueve a partir de la aportación de la teosofía, disciplina que, por otra parte, deja huella en el ámbito creativo.
La Sociedad Teosófica es una organización esotérica que dio origen a un movimiento espiritual y que se fundó en 1875 por la espiritista rusa Helena Blavatsky (Madame Blavatsky) con la participación de otros diecisiete teósofos.
Este corpus teórico se introduce en el mundo artístico; lo que no se puede decir con palabras ni con iconografía, se expresa, por ejemplo, con la abstracción, que en ocasiones es fruto de las prácticas mediumnicas de artistas capacitados.
Esta “actitud” esotérica impregna igualmente la fotografía del siglo XIX, concretamente la espiritista, que muestra la verdadera esencia, la realidad interior del Ser de lo animado e inanimado a través del dominio de las energías psíquicas.
En este sentido y como apunta Roger Canals, “la fotografía y el cine etnográfico han tenido un interés continuado por lo religioso y, en particular, por las ceremonias de trance”. Es así que durante la segunda mitad del siglo XIX la fotografía ofrecía un canal para satisfacer el deseo de comunicarse con los muertos, a la vez que una prueba de “transcomunicación”.
Por otro lado, el sociólogo de la religión Christopher Partridge afirma que “la teosofía es fundamentalmente occidental. Es decir, la teosofía no es un pensamiento oriental en Occidente, sino un pensamiento occidental con sabor oriental”. Precisamente la mencionada Sociedad Teosófica contribuyó considerablemente a sustentar el interés por el budismo en Occidente, cuyos objetivos eran “promover el estudio de las literaturas, religiones, filosofías y ciencias del Oriente”.
Al hilo de este concepto, lo occidental y oriental se vinculan en el caso de la mística budista, en la atención consciente de la mente, en la práctica de la meditación y, en general, en las reflexiones metafísicas del ser humano.
De este modo, la escuela tántrica del budismo atiende, entre otras prácticas, a la meditación como método para lograr la evocación de aquella realidad no consciente.
A través de la interiorización se accede a niveles superiores de conciencia y se visualizan aquellas imágenes que pertenecen a un limbo imaginario.