
‘La Olla Común’ es un proyecto artístico teórico, visual y culinario que indaga sobre los diferentes aspectos de la gastronomía popular y de su incidencia sobre las comunidades, actuando desde diferentes soportes en los llamados «Campos Operativos de la Cocinería».
El origen de las ollas comunes en Chile surge como una estrategia de supervivencia colectiva en épocas de escasez. Adolfo Torres hace años que reinventa el concepto para crear eventos en los cuales la comida, además de elemento cohesionador, es una experiencia comunitaria y creativa que conforma un espacio de creación participativa, en el que las personas asistentes pueden colaborar en el proceso creativo iniciado por los propios artistas (pintura, arte mural, etc.).
Por medio de sus acciones, este proyecto busca destacar y potenciar los actos del comer, tanto en su instancia nutritiva como simbólica, incorporando en su imaginario distintos componentes de la gastronomía, sus ingredientes, utensilios, sabores, platos de grupos o lugares. El acto culinario en espacios públicos o la realización de talleres y seminarios es su modo de operar para fusionar todos sus aspectos, y compartirlos.
Este proyecto ha viajado por gran parte de Latinoamérica, Chile, Perú, Bolivia, Colombia y Brasil, Argentina, Perú, Ecuador, Paraguay, donde ha tenido gran acogida. Gracias al apoyo de la Dirección de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Chile, ‘La Olla Común’ llegó a España con una larga parada en Barcelona pasando posteriormente por Madrid y ahora por Gran Canaria, donde en el Centro de Arte La Regenta, se realizará una presentación del proyecto, con puesta en escena de obra visual, finalizando en una acción culinaria.
Las instalaciones o montajes que suele presentar se componen de dos tramas o situaciones vinculadas entre si. Por un lado el artista realiza instalaciones formadas por un sin fin de imágenes y papelería popular como santería, prensa amarilla trabajos manuales y fotocopias intervenidas, que junto a objetos de volumen como estatuillas, herramientas de cocina, plantas, amuletos e instalaciones eléctricas apela al concepto de gruta, pero con una carga imaginaria que homenajea la cultura popular contemporánea, urbana y contrabandista de América Latina en donde la formación de estos hábitat nos traslada a un componente cósmico, marginal y político en el que la sociedad pirata encuentra su redención. Por otra parte, Torres Frías, reconstruye y forma simples escenas culinarias en alusión al espacio domestico y vértice social que se genera a través de la cocina como hábitat colectivo y vital en la vida diaria y como su emplazamiento juega un rol primordial en la sociedad.
En estos trabajos, instala cocinas, mesas, manteles y artefactos culinarios, donde además de preparar alimentos para los comensales asistentes a sus muestras, plantea una revalorización excesiva por el «espacio operativo» de cada cocina particular o de puesto de venta. Es así que el montaje conjunto de estos trabajos le dan forma a un espacio de elementos cotidianos y comunes, pero que dispuestos en ese contexto crean una fuerte impresión de observación por la cantidad de temas que evoca, pero siempre con un hilo conductor que es la culinaria popular y que manipulando objetos e imágenes nos recalca su condición utilitaria y simbólica, convirtiéndose en una red de elementos interconectados y un reflejo del arte de la postproducción.
Las obras visuales de Adolfo Torres Frías transitan en una variedad de soportes y técnicas que se desplazan individual o conjuntamente por la pintura, el grabado, la manipulación de objetos culinarios, hasta la fotografía o el video, en donde el artista-cocinero plasma su imaginario, compuesto de alusiones culinarias y los componentes de su acción, como oficios y situaciones comunes.
Su factura de obra denota un seudo-realismo naif, expresionista y directo, donde la composición en cuestión manifiesta una temática candente, de signos, personajes y herramientas en la constate redención del devenir latino-popular y en donde la falta de escuela potencia como un ingrediente más su trabajo visual.