
La artista venezolana Ana Alenso, residente en Berlín, presenta su exposición individual Como es arriba es abajo, resultado de su estancia en residencia en el Centro de Arte La Regenta desde el 25 de septiembre hasta el 17 de noviembre, dentro del Programa Internacional de Residencias Artísticas 2023.
A través de un proyecto instalativo que incluye fotografía y objetos industriales reciclados -motores hidráulicos, bomba de agua, mangueras y bidones de petróleo- se muestra el resultado de su exploración de los paisajes naturales e industriales de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, centrando su análisis en la zona portuaria y su interrelación con los ciudadanos, donde pretende subrayar la conexión entre la sociedad, la extracción de recursos naturales y la contaminación.
En su etapa de investigación, durante un mes y medio, ha visitado el Puerto de la Luz registrando imágenes fotográficas y audiovisuales, y recolectando elementos industriales que en el espacio expositivo son traducidos como ensamblajes escultóricos.
Ha contado con la colaboración de Mingo Sánchez, antiguo trabajador de una plataforma petrolera, de Fernando Rivas, investigador y marino civil, y de Sergio Mauri, trabajador del desguace del puerto, quienes les han ofrecido entrevistas y materiales para su investigación.
El desarrollo de este proyecto continúa su investigación artística en el que cuestiona los mecanismos de extracción de recursos naturales desde una perspectiva crítica, poética y material. Ana Alenso presenta la exposición a través del siguiente texto:
«Las puertas se abren y nos dirigimos al muelle Reina Sofía en el puerto de Las Palmas, en Gran Canaria. Entramos sin pedir permiso y a medida que nos acercamos, el olor a gasoil se intensifica; allí está la plataforma Island Innovator, ahora estacionada para su mantenimiento solo por unos pocos días en la isla, antes de continuar su trayectoria hacia Sierra Leona en África, donde en estos momentos ya se encontrará perforando el suelo marino las 24 horas del día, los 7 días de la semana, en busca de petróleo.
Tras varios días recorriendo el puerto, conociendo a sus habitantes, sus calles y el mar que lo rodea, me queda la sensación de que las plataformas offshore son como un ente vivo; sus dimensiones, el constante flujo de personas que trabajan allí, las máquinas que retumban y el olor a aceite que desprenden, te penetran en el cuerpo, aunque no lo desees.
En el pasado, las navegaciones solían orientarse según la posición de las estrellas. Hoy en día, en cambio, se guían mediante las indicaciones de satélites altamente especializados que orbitan a distancias que van desde cientos hasta varios miles de kilómetros sobre la Tierra, más allá de la estratosfera. Estos satélites son responsables de guiar la ejecución de violentas e intensas excavaciones para extraer petróleo de las profundidades del suelo marino. De esta manera, se establece una conexión entre dos extremos del mundo. La noción como es arriba es abajo en este contexto perdura de manera paradójica. Similar a los conceptos esotéricos de siglos anteriores, esto sigue representando la delicada interdependencia entre todas las cosas».