
Liliana Zapata, creadora que desarrolla su obra entre la islas y Bolivia, su país de origen, presenta su nuevo proyecto artístico que lleva por título Tentayape, la última morada.
La artista se sirve de grandes hojas de papel sobre las que ha practicado diversas incisiones y pliegues, para conformar una instalación que reúne varias piezas recientes, alguna realizada en el sitio para esta muestra.
De esta forma, plantea si el hogar, algo tan íntimo, se puede extrapolar a lo comunitario, cuestionando así el valor de lo personal junto al sentimiento de un territorio en constante amenaza.
La casa como refugio
Con Tentayape se abre un debate entre el cuerpo y el espacio geográfico definido como lugares que se habitan, se conquistan y permanecen en constante exploración.
Tentayape es una comunidad indígena asentada en el corazón del Chaco boliviano, una vasta región rural, yerma y prácticamente despoblada, entre la frontera con Paraguay y la Argentina. Sus poco más de 400 habitantes mantienen viva la cultura y tradición ava guaraní de forma pacífica y aislada: no tienen escuelas, ni iglesias. Tampoco se nota la presencia de la administración estatal, ya sean autoridades delegadas o servicios públicos.
Esta comunidad, que siempre ha rechazado cualquier tipo de influencia extranjera, representa el último legado de una cultura que está desapareciendo poco a poco de América del Sur. Y por eso, aún hoy, sigue resistiéndose a que las empresas petroleras entren en su territorio.
Este lugar se convierte así en una reserva, una suerte de ilusión que se intuye conocida, ese necesario retorno al eterno principio.
Tentayape en lengua guaraní quiere decir “última casa” o “última morada”.
Estamos viviendo en tiempos de pérdida del sentido de pertenencia y reconocimiento de nuestro entorno. Hay una necesidad de reconquistar el terreno de lo íntimo desplazando las fronteras de uno mismo, para descubrir territorios desconocidos, donde la búsqueda del lugar y la exploración de nuevos comienzos se extienda más allá del espacio geográfico.
Esta exposición es el colofón a dos proyectos (Re[Habitar] y Wasichakuy), desarrollados en los últimos años, que toman como esencia de la investigación a la casa, ese espacio que habitamos y llevamos con nosotros.
Re[Habitar] privilegia lo sensible frente a la razón, es el oído como proceso intelectual de conocimiento que nos abre a un espacio simbólico, como reserva de un secreto que intuimos. El retorno a la tierra, una casa para volver a habitarla.
Wasichakuy es el techado de la casa, un ritual ancestral del mundo andino que opera como transformación profunda en la esencia de este espacio. Nos invita a examinar los espacios de lo que somos y dejamos atrás; a desandar lo andado ritualizando la mirada que nos permite la celebración de lo mirado.
La casa como idea, como refugio, no es solo una construcción externa, sino es un lugar dentro de uno mismo. Nuestra casa es nuestro cuerpo, el cuerpo es nuestra última morada que desaparece cuando se apaga. Tentayape es una instalación que extiende el sentimiento de un territorio en constante amenaza, un espacio de repliegue para el cuidado y protección de uno mismo, ampliado hacia lo comunitario.
Su construcción es tan frágil y perecedera como lo es la vida misma; este hogar suspendido en el espacio nos invita a encontrarnos, compartir y respirar.
— Liliana Zapata, artista
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- Liliana Zapata, Reflejo de montaña, 2019, detalle, instalación, papel transformado, imagen © cortesía del artista
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